domingo, 6 de febrero de 2011

Leyenda sobre el origen de los inkas








Cuenta la leyenda...

Cierta vez, en una isla del lago Titicaca, apareció una pareja divina hijos del Sol, a quienes éste les confió la misión de enseñar a los hombres  principios de civilización,  verdad y justicia.
Para ello les entregó una vara de oro, mandándoles que se estableciesen allí donde la vara desapareciera al hundirla en el suelo.
Partieron pues Manco Capac y Mama Ocllo en busca de su tierra  prometida, golpeando el suelo cada día con la vara mágica. Se detuvieron un poco Pacaritampu y al fin llegaron junto a la colina de Huanacuari, donde en el primer golpe en el suelo la vara de oro desapareció.
Entonces la divina pareja se estableció allí ; enseñaron a las gentes del lugar a cultivar la tierra, a tejer la fibra y a construir casas ;  las leyes, la guerra y el culto del Sol.
Fundaron, en fin, la ciudad de Cuzco, en cuyo dominio sobre los pueblos vecinos se cimentó el imperio de los incas.
                            
                                  LEYENDA DE LOS HERMANOS AYAR

Sobre la montaña Pacaritambo (doce lugares al Noroeste de Cuzco) aparecieron los hermanos Ayar después del gran diluvio que había desvastado todo.
De la montaña llamada "Tampu Tocco" partieron cuatro hombres jóvenes y cuatro jóvenes mujeres, hermanas y esposas de ellos.
Eran Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama Rahua y finalmente, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco.
Viendo el estado de las tierras y la pobreza de la gente, los cuatro hombres decidieron buscar un lugar más fértil y próspero para instalarse. Llevaron con ellos los miembros de diez Ayllus (organización inca que agrupaba diez familias). Se dirigieron hacia el sudeste.









Pero un primer altercado se produjo entre Ayar Cachi, un hombre fuerte y corajudo, y los otros. Sus hermanos lo celaban y quisieron matarlo. Él les ordenó de volver a las cavernas de Pacarina (se llama así, en quechua, al lugar de los orígenes) a buscar semillas y agua.
Ayar Cachi penetró en la caverna de Capac Tocco (ventana principal de la montaña "Tampu Tocco") y el doméstico que lo acompañaba cerró con una gran piedra la puerta de entrada, y él no pudo jamás salir.
Los siete hermanos y hermanas, seguidos de los ayllus, prosiguieron su camino y llegaron al monte Huanacauri donde descubrieron un ídolo de piedra del mismo nombre. Llenos de respeto y de temor frente a este ídolo, entraron al lugar donde se lo adoraba.
Ayar Uchu saltó sobre la espalda de la estatua y quedó enseguida petrificado, haciendo parte en delante de la escultura.
Aconsejó a sus hermanos de seguir el viaje y les pidió que se celebre en su memoria la ceremonia del Huarachico, o "iniciación de los jóvenes".
En el curso del viaje Ayar Auca fue también cambiado en estatua de piedra en la pampa del Sol. Ayar Manco, acompañado de sus cuatro hermanas, llegó a Cuzco donde encontró buenas tierras, y se hundió su bastón con facilidad pero no pudo retirarlo sin esfuerzos. Entusiasmados por el entorno decidieron quedarse. Ayar Manco fundó una ciudad en nombre del creador Viracocha y en nombre del Sol. Esta ciudad fue el Cuzco (ombligo, en quechua), la capital del Tahuantinsuyo (imperio de las cuatro provincias).
 

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